Se supo de la misma voz del vocero de Patricia Bullrich, que Joaquín de la Torre, será ungido ministro de Desarrollo social, si es que “la piba “se convierte en la próxima Presidente de los argentinos.

El periplo del “chupa sirios” fue largo, nacido radical como su padre, coqueteo con el Kirchner ismo, con Sergio Massa, con Mauricio Macri y finalmente con Bullrich.

Mantuvo el poder sobre el municipio de San Miguel, durante los años duros de los Kirchner, y una vez asentado, se lanzó a la provincia de Buenos Aires con vistas a una futura candidatura a la gobernación.

Para ello, trato de anudar a su collar de perlas algunos municipios denominados chicos electoralmente hablando, como Azul, San Pedro y San Nicolás. Pero en 2014, a sabiendas del poder que te dan los votos, puso un pie en el distrito fronterizo de Moreno (382 mil electores).

Par ello conto con la anuencia del “caudillo” local Aníbal Asseff, por aquellos años coincidían en el incipiente massismo, que tiempo más tarde hiciera agua por los cuatro costados.

Como corresponde a la relación entre dos políticos ambiciosas, las cosas no tardaron en descomponerse. A la asistencia de recursos inicial por parte de De la Torre, a cambio de controlar la zona “en común”, de Santa Brígida y Marilo; se pasó a la disputa por la totalidad del territorio y a la enemistad.

En la de medio término de 2017, la relación perduraba todavía, pero en la presidencial de 2019, el enfrentamiento era ya visible. Para la siguiente de 2021, el “turco” vuelve a dejar su cuna PRO, para pasarse con los radicales y vuelven a coincidir con Joaquin en la postura “Manes”. Los unía una vez más, no el amor sino el espanto.

De la Torre con el pecho inflado y con “guita”, avanzaba sobre la colonización de Moreno, aprovechando el desfinanciamiento y la pérdida de votos de Asseff.

Este año, los encuentra; a uno como senador provincial (De la Torre), al otro perdidoso en la interna de JxC (Asseff), contra la candidata del ex intendente de San Miguel.

De la Torre, después de su frustrada intentona por coronarse como gobernador de la provincia de Buenos Aires, desde anoche parece haber tocado el cielo con las manos. Ya se imagina manejando los fondos de Desarrollo Social (los mismos que hoy manejan Pérsico y compañía).

Se trata de una cantidad infinita de recursos, como para encarar una aventura presidencial a futuro. Lo que no sabe Joaquin, es que quien escribe esta nota viene del futuro, y sabe que Bullrich no será presidente de la nación y con ello caerá su último esfuerzo para llegar al último peldaño de la política argentina.

De esta manera se despide una generación de políticos que le ha infringido mucho daño a la sociedad y a el país.