Hace unas semanas se supo de la segunda causa por corrupción a menos de un año de concluir el mandato de Mariel Fernández.
Continuando con el triste derrotero de Moreno de estos últimos 30 años, en donde el peronismo dominó completamente la escena política, los intendentes locales dejaron sus gestiones, con una o varias causas judiciales por malversación de los fondos públicos.
En el caso del marplatense Mariano West, que ocupó el sillón de la calle Asconape, desde 1995 hasta 2003 (el segundo con licencia) y desde 2011 a 2015, se llevó con la una causa por el Contrato de la recolección de residuos con la empresa El Trébol, otra por el dispendioso uso de 700 millones de pesos, provenientes del Ministerio de Planificación de Julio De Vido, comprobado localmente, y frenado por la justicia federal.
Una más realizada por su sucesor Walter Festa, todas dormidas, mientras que West, continúa controlando los fondos de la Universidad Nacional de Moreno (tiene otra causa pendiente allí dentro).
El mismo destino le tocó a Walter Festa, su continuador, que se llevó con él, una causa por enriquecimiento ilícito y otra como Jefe de Anses regional. Vuelve al tapete de la actualidad por la participación de su esposa Romina Urigh en Gran Hermano.
El cálculo promedio es que durante su gobierno (2016-2019) se escabulleron de las arcas públicas unos 25 millones de dólares.
Por último, Mariel Fernández, acaba por ser denunciada por segunda vez, por la construcción de una casa fastuosa en el barrio cerrado “El Dique” de esta misma localidad.
En todas las causas existe un denominador común, intendentes peronistas claudicando ante el “dios dinero” y la conveniente lentitud de la justicia sobre causas que aún no prescriben, aguardando el cambio de manos del poder.